sábado, 26 de octubre de 2013

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡PRÁCTICO APROBADO!!!!!!!!!!

     ¡Pues sí! Ayer tuve el examen práctico de conducir y lo aprobé. ¡¡¡¡¡¡Viiiiiiiiiiiiiiiva!!!!!! Estoy aún que no me lo creo... La verdad es que me sorprendió lo tranquila que estaba antes del examen. Pero creo que explicaré cómo fue todo, para recordarlo cuando tenga cuarenta años y sonreír ante mi inocencia.

     La verdad es que llevaba desde el miércoles pensando en el viernes, pues ese día ya me había dicho José María (mi profesor de prácticas) cuál era mi punto de examen y la hora. No pude evitar ser un poco mística y empezar a atar cabos cuando supe todos esos datos, pues me examinaba el día 25, un viernes (que es el 5º día de la semana), en el punto 5 de examen, a las 11:45 y éramos 5 alumnos los que nos examinábamos... Pues claro, era una señal del destino, el viernes era mi día... Muchos estarán pensando, ¿entonces se presentó la quinta? Pues no, tampoco es cuestión de pasarse. Tenía claro desde hacía tiempo que quería ser la primera en examinarme. Nada de nervios, ni acobardamientos, ni historias... Valiente como yo misma.

     Pues, en un abrir y cerrar de ojos, ya me encontraba en el viernes, más tranquila que una balsa. Me levanté temprano, preparé las cosas de la Universidad, desayuné, me vestí, me peiné... El ritual de cada mañana. Fui a la Universidad y tuve clase de 8 a 10 de fundamentos matemáticos y edafología. Fue entonces, cuando me subí en el coche de mi padre para ir a la zona de examen, cuando me empecé a poner nerviosa, con una revoltura de estómago increíble. Intenté tranquilizarme de camino a allá, pero entre los nervios y que hacía un frío tremendo, mi cuerpo no dejaba de tiritar. Cuando llegamos al punto de examen, debajo de Decathlon, me dediqué a dar vueltas con mi padre en el coche por la zona, para intentar relajarme. Finalmente, tras pasarnos como media hora de un lado para otro, me dejó en el punto de salida, donde estaba uno de los chicos que se examinaba conmigo aparcando, con José María de copiloto, y otros dos alumnos en la parte trasera. Me despedí de mi padre y me subí en el coche con ellos. Fue entonces cuando me tranquilicé. El hecho de verme dentro del coche que conduciría una hora después me tranquilizó. Raro, lo sé. Nos quedamos un buen rato en el coche, mientras se turnaban haciendo prácticas dos  chicos que se examinaban conmigo. Finalmente sobre las 11:15, estacionamos de nuevo sobre el punto de examen, y cuál fue mi sorpresa cuando, al bajarnos, vemos a una chica, con una libreta, esperando en la acera. Era nuestra examinadora.

     El profesor se fue a tomar un café y estábamos los cinco alumnos con él, como cinco cachorritos abandonados y apaleados, a la espera de ser sacrificados. Cuando acabó, fuimos a dar con la chica. En mi examen me acompañaría una chica que no conocía, pero era la segunda vez que se presentaba. Nos subimos al coche, yo delante y ella detrás de mí. Ese momento en el que le entrego el DNI a la examinadora, y me dice: "Todo correcto. A partir de ahora tendrás tus diez minutos de conducción autónoma, puedes ir donde quieras. En mitad del examen comenzaré a guiarte yo. Entonces, deberás seguir de frente, a no ser que te diga lo contrario o veas una señal que también te diga lo contrario. Está bien, comencemos". Ahí ya acepté que estaba en el examen práctico, al lado de mi profesor, con el que había hecho unas 20 prácticas, siendo evaluada por una chica que no conocía. Bueno, pues hice el ritual de cada práctica, regular asiento, corregir espejos y retrovisor, ponerme el cinturón y me dispuse a arrancar el coche. Bajé el freno de mano y me dispuse a salir. Hice mi recorrido libre, desde la calle que se encuentra debajo de Decathlon, el que me parecía más fácil y, llegado a un punto, me empezó a guiar ella:


     Cuando llegué a la rotonda que se ve en la foto, me dijo: "Muy bien, Déborah. Ahora le empiezo a guiar yo. Continúe bordeando la glorieta y salga en la cuarta salida". Cuando lo hice, me indicó que me cambiara al carril de la izquierda y subí a la glorieta. Entonces me dijo: "La salida Autopista Sur en la siguiente glorieta". Hice lo que me decía y cogí autopista y, la verdad es que la incorporación me salió de lujo. Eso sí, llegado a un punto, me metí en el túnel y se me olvidó poner las luces con antelación, sino que las puse cuando ya llevaba unos 2 metros dentro. Las intenté poner sin hacer ruido, para que la examinadora no se diera cuenta. Súper ilegal todo. Tras el túnel, me hizo salir por la siguiente salida, como indico en el mapa:


     Cuando salí de la Autopista me hizo girar a la derecha, y otra vez a la derecha. Llegué a la Avenida de los Majuelos, y giré a la derecha, hasta llegar a la glorieta del muñeco de nieve. Me indicó que saliera por la primera salida. 

     Y ya, después de ahí, no me acuerdo de nada. Empezó a mandarme por mil calles, mil giros y mil zonas que ni me sonaban. Yo estaba bastante tranquila, pues no la había cagado en nada grande. Hice todo lo que me decía, pero entonces, llegó la catástrofe. Llegué a un cruce regulado por un semáforo que estaba en rojo. Había cola y me paré detrás de los coches. Debía seguir de frente. Cuando el semáforo se puso en verde, la zona se descongestionó y avancé. Justo antes del semáforo había un paso de peatones y, antes del paso de peatones, una cuadrícula amarilla inmensa. Pensé que me daría tiempo de pasar sin tener que quedarme en la cuadrícula, así que avancé, y justo cuando iba a pasar por el paso de peatones, el semáforo va y se pone en ámbar. Me detuve. Y ahí estaba yo, ocupando la cuadrícula amarilla... Me puse increíblemente tensa. No sabía que debía haber hecho: si saltarme el semáforo ámbar para no quedarme en la cuadrícula, o quedarme en la cuadrícula para no saltarme el semáforo. Lo único que se me ocurrió hacer fue avanzar un poco, sin situarme encima del paso de peatones, para liberar un poco el cruce que tenía detrás. Recé para que entendiera mi posición. Cuando el semáforo se puso en verde avancé, y me hizo girar a la derecha. Y cuál fue mi sorpresa cuando me dice: "Cuando pueda, estacione el vehículo". El corazón me dio un vuelco. Pensé: "Ya está, estoy suspendida por la maldita cuadrícula. A la próxima será". Pues voy, aparco, lo dejé genial. Y me dice: "Inmovilice el vehículo". Estaba profundamente convencida que lo siguiente que diría sería: "Cámbiense y que comience el examen la otra chica". Pero tal fue mi alivio cuando en realidad dijo: "Muy bien. Continuamos, incorpórese de nuevo". La alegría en ese momento fue indescriptible.

     Me incorporé de nuevo, me llevó por algunas calles más y, finalmente me dijo que parase donde pudiese, para que la otra chica comenzara su examen. Cuando me senté en el asiento trasero pude al fin respirar. No sabía si había aprobado o suspendido, pero "a lo hecho pecho". La otra chica lo hizo como pudo, se saltó varios semáforos en ámbar, dejó paso a un peatón cuando el semáforo de los peatones estaba en rojo, etc. Miraba a la examinadora mientras apuntaba todo eso en su libreta. Finalmente, cuando llegamos al punto de examen, dentro del coche, nos dijo a cada una si estábamos aprobadas o suspendidas. Primero se lo dijo a la chica, y efectivamente estaba suspendida. Yo estaba ya que no podía con la incertidumbre. Cuando la chica se bajó del coche, llorando, la examinadora me dijo que estaba aprobada. Que había cometido el fallo de la cuadrícula pero había reaccionado bien al despejar la zona, y que en un ceda el paso, debía haber mirado un poco más. Ambas faltas contaban como leves, por lo que estaba aprobada. Cuando salí del coche estaba más feliz que una perdiz. Después se subieron los dos siguientes, que me preguntaron si había aprobado y, al decirles que sí, recobraron la esperanza.

     Ayer fue un gran día. Después de tan sólo unas 20 prácticas (1 mes y 13 días), había logrado aprobar el práctico de conducir, el 25 de octubre de 2013. Pues eso es todo... En unos días me darán  la autorización que me permitirá coger el coche, mientras hacen mi carnet. ¡Bien! Es así como, en dos meses y 13 días (un mes dedicado al teórico y un mes y trece días dedicado al práctico) me logré sacar el carnet de conducir, y ambas cosas a la primera. 

     Pues esto es toooooooooooooooooooodo. Ya os iré informando de mi vida... ¡Un abrazo!

domingo, 20 de octubre de 2013

A una semana del práctico

     Buenos díaaaaaaaaaaaaaaaaas. Aquí estamos, un domingo a las ocho y media de la mañana, pensando en el viernes. ¿Por qué? Porque ese día me estaré examinando del práctico. ¿Qué rápido pasa el tiempo no? Normalmente la gente no se pone nerviosa con una semana de antelación, pero se ve que yo soy especial. Es sólo pensar en ese día y el estómago me da vueltas. Sólo espero aprobar...

     Normalmente la gente se presenta al práctico con alrededor de unas 30 prácticas hechas. Cuál fue mi sorpresa cuando en mi novena práctica me dijo mi profesor que quería llevarme a examen el 25 de Octubre. Pensé que estaba de broma, pero no lo estaba. Ya el examen está pago, me presentaré este viernes y no hay vuelta atrás. Llevo unas 16 prácticas hechas, aproximadamente, y me quedan unas cuantas esta semana, los días previos al examen. Tengo unas ganas de quitarme el carnet de encima... Aun así me dará una pena tremenda dejar la autoescuela porque, a lo tonto, en este tiempo le he cogido a todos ellos, tanto alumnos como profesores. Siempre nos quedará el contacto. La verdad es que no tengo queja alguna de ellos, son grandes profesionales.

     Esta semana tengo prácticas dobles y alguna simple, y el miércoles me dirán el punto de examen y la hora... Vamos a ver qué tal. Les dejo por aqui algunas fotos dentro del coche de prácticas. Me queda bien el coche, ¿no?

     
     Y como no, alguna que otra práctica ilegal con mi padre, para acostumbrarme al coche de mi madre y de mi padre... El de mi padre es un señor cochazo. Ayer lo cogí por primera vez y me quedé babándome con el hipersensible acelerador y lo bajo que es. Supongo que todo es acostumbrarse.


      Bueno, esto es todo por hoy. Ya el viernes os contaré que tal. ¡Un abrazo!

domingo, 15 de septiembre de 2013

Test de conducir... ¡APROBADO!

     Pues eso señores, que hace tres días que me presenté al teórico de conducir, y bien aprobadito que está, ¡y a la primera! Tenía unas ganas locas de quitármelo de encima. Llevaba un mes fija en la autoescuela, yendo mañana y tarde, asistiendo a mil clases teóricas, haciendo millones de tests, leyéndome el libro cuarenta veces... Pero al final ha servido para algo. Adiós teórico, fue un placer.

     Definitivamente ha merecido la pena esas horas que he pasado en la autoescuela y tanta dedicación, pues en un mes tan sólo me lo he podido quitar de encima, no como otras personas que, por vagas, no mueven un dedo para aprobarlo.

     He cogido tres días el coche de mi madre con mi padre como profe, y la verdad es que puedo decir que me gusta mucho el contacto con el coche y, por supuesto, tenerlo a él para orientarme un poco. Sin duda, no hay mejor profesor que él. Y he de decir que, para las tres clases que llevo con él, no se me da nada mal. Aún así, este martes (pasado mañana) comenzaré las prácticas con la autoescuela y tengo unas ganas enormes. Al fin voy a poder dedicar mi tiempo a lo que quiero, que son las prácticas. Después de tanto machaqueo con el teórico, le acabé cogiendo manía...

     Y por cierto, llevo ya una semana en la universidad y la verdad es que me gusta bastante el ambiente. He conocido a un montón de gente que me cae genial, los profesores son de mi agrado y las facultades molan mucho. La verdad es que he empezado con muy buen pie. Espero seguir así y que no se me tuerza este recorrido por el apasionante mundo de la Biología.

     Pues eso, chicos. Dentro de poco habrá una loca suelta al volante. ¡A cuidarse y abrigarse! Que estos días al fin parece estar refescando un poco.


domingo, 25 de agosto de 2013

Esto continúa.

   
     Bueno, ya es hora de poneros un poco al día de mi vida. Estamos a 25 de agosto y puedo decir con la voz bien alta de que tanta espera ha merecido la pena. He pasado un verano de lujo con mis padres, con mi precioso novio, mis amigos, con mis hermanas del Centro Hípico, etc. Tras pasar 15 días en Gran Canaria con mis padres, muuuuuuuchos días enteros con mi novio, 4 días en un hotel rural y muchos buenos momentos en mi Centro Hípico dando paseos por el monte, haciendo acampadas y demás, no cabe ninguna duda que he amortizado tantas horas de estudio sin vida social. Estos últimos días he estado a tope con la autoescuela, yendo unas 8 horas al día... Algunos dicen que soy bruta, otros que soy exagerada. Yo solo sé que cuando me empeño en algo lo consigo y en la mitad de tiempo, así que seguiré con mi técnica. Tan mala no será después de los resultados que he obtenido siempre, ¿no? Mi intención es presentarme dentro de una semana y media, y sólo llevo una semana en la autoescuela. Veremos si logro mi propósito a la primera.

     El 9 de septiembre empiezo en la universidad y, al igual que nerviosa, estoy emocionada. Es un gran salto pero, después de lo que ya he pasado he visto donde está mi límite, y puedo decir que ese límite está muy alto, a un nivel al que sólo llegan unos pocos. Tengo unas ganas locas por empezar, unas ganas locas de sacarme el carnet, unas ganas locas de vivir mi juventud como lo estoy haciendo, sin prisa pero sin pausa. Este ha sido uno de los mejores veranos de mis 18 años. Aún recuerdo las palabras de mi profesora de Historia, al decirnos que este iba a ser el verano de nuestras vidas. Yo la miraba como si fuese una loca, pero estaba cegada por los exámenes y el estrés. Ahora, con esta liberación lo veo todo desde una perspectiva muy diferente. No todo es una nota. No somos sobresalientes, notables o suficientes. No pertenecemos a un ranking. Somos personas y somos bellas, todas, cada una a su manera. No dejemos que el mundo nos ciegue. Somos más de que lo que los demás piensan que somos.

     Queda dicho. Ahora a disfrutar de lo poco que me queda y ya os informaré cómo me fue el examen teórico de conducir. ¡Un beso muy grande!
     Si hay una canción que sirva de banda sonora de este verano es esta. Espero que os guste ♥



lunes, 24 de junio de 2013

Graduación... diez sobre diez.

    Antes de ayer, 22 de junio, tuvo lugar uno de los eventos más importantes de mi vida: mi Graduación. Ese paso que cierra las puertas al Colegio, a ese lugar que me ha arropado estos quince años, para abrirme las puertas a un nuevo futuro, incierto, pero bello y prometedor. Fue un acto inolvidable y conmovedor y, aunque pensé que lloraría, no lo hice; pero eso no quita que se moviera algo en mi interior cuando me nombraron para subir al parqué, recibir mi orla y mi banda de mano de mis profesores, que me aplaudían acompañados del director del colegio, al igual que los cuatrocientos familiares y alumnos. Fue un momento precioso. Ese paso en el cual dejas atrás esa inmadurez, esa niñez, esa escolaridad, para pasar a llamarte universitaria. Lo pienso y se me ponen los pelos de punta.

     Estoy radiante y eufórica, aún a día de hoy. Es inevitable recordar esa tarde-noche con la mejor de las sonrisas en mi rostro. Tras el acto interno en el colegio de mano de la mejor compañía posible (madre, padre, novio y mejor amigo, profesores y compañeros) partimos juntos a El Casino de Santa Cruz. Me habían hablado muy bien de aquel sitio pero, después de todo, tanto lujo me sorprendió de forma grata. Comimos, comida deliciosa debo decir, y el ambiente a mi alrededor había cambiado. Todos los malos rollos que habían surgido entre compañeros y profesores a lo largo del curso parecieron disiparse en un ambiente ahogado en risas, rubores y buena energía.


     Cuando comenzó a sonar la música en la pista de baile nadie se atrevió a salir, pero a medida que el ambiente se iba caldeando, nosotros, los recién graduamos saltamos a la pista y empezamos a bailar como si nos fuese la vida en ello. Saltos, manos arriba, gritos, sonrisas, carcajadas, cantos, buen rollo... Estábamos borrachos de felicidad. Y tuve el placer de compartir aquel momento con él, con mi novio, con la persona que siempre estará ahí, pase lo que pase.


     Lo que más me gustó de aquella noche fue el cambio de relación que teníamos con los profesores. Toda esa distancia entre ellos y nosotros, esa barrera infranqueable profesor-alumno parecía disiparse canción tras canción, salto tras salto. Ver a tus profesores, esos que durante el año te habían enseñado a valorar su asignatura y con los cuales aprendiste más de lo que eres capaz de apreciar, bailar a un metro tuyo, desmadrándose, disfrutando contigo TU GRAN MOMENTO es increíble. Aún se me escapan pequeñas sonrisas al recordar determinados momentos de la noche.

     Acabamos tarde y, aunque los míos y yo nos fuimos cerca de las cuatro a casa, la fiesta duró bien larga la noche. Sin duda, una de las noches más inolvidables de mi vida. Me da una grandísima pena no poder a vivir ese momento de nuevo, porque si me dieran la oportunidad lo viviría una y mil veces más. Sin duda, ese final de una gran etapa me dejó un buen sabor de boca. Y lo que más me gusta de todo es saber que no abandono a mis profesores, sino que me llevo grandes amigos para el resto de mi vida, con los cuales no perderé jamás el contacto. Sin duda, todos ellos, bellísimas personas.

     Bueno, esto es todo por hoy. Ahora que ya acabé la locura y que ha comenzado el verano oficialmente, con mi Preinscripción en la Facultad de Biología de la Universidad de La Laguna, podré escribir más a menudo. ¡Cuidáos! Y en tan sólo dos días mi promesa de volverme rubia se hará realidad.



GRADUACIÓN 2013 - COLEGIO CISNEROS ALTER

miércoles, 19 de junio de 2013

Pues nada, señores. Fin oficial de Bachillerato y de PAU.

    Ya han publicado las notas de PAU y estoy que no quepo en mí de la felicidad.

     Al final Matemáticas, que es la que me traía por el camino de la amargura, no me salió tan mal como esperaba. Un notable bien bonito. De resto estoy completamente orgullosa. Tanto esfuerzo valió la pena... Qué felicidad. Aún no me creo que sacase un 10 en filosofía. In-creíble.

     En total, tengo una nota PAU de 13'34 sobre 14 y estoy más que satisfecha conmigo misma. Todo ese estrés, esos madrugones, esas crisis y demás, al ver estos resultados, caen un poco en el olvido. Me ha sorprendido realmente de lo que soy capaz. La nota que más me llena a pesar de todo es la de Química. Esa asignatura tiene una nota media de 4 coma algo y que yo, después de tanto esfuerzo, lograra sacar un 9'4 es alucinante. El hecho de llegar hoy al colegio y que mi profesor de Química me dijera que la mía era la nota más alta de mi colegio en su asignatura hace que confíe un poco más en mí. Joder que realmente soy buena. Ya es hora de que me lo crea, ¿no?

     Pues era eso, personitas. Quería que viérais esto que tanta felicidad me está dando.
     ¡Un beso!

     Ya puedo elegir cualquier carrera. ¡Puedo entrar incluso a medicina! Qué locura.